El envejecimiento de la población conlleva a un deterioro orgánico que muchas veces el óptico es el primer comunicador frente al paciente para alertarle sobre posibles patologías que este no se puede imaginar.
El óptico debe ser un intermediario y sobre todo muchas veces un psicólogo para que nuestro cliente se empiece a dar cuenta de lo que se le avecina en el futuro. Debemos saber aplicar muchas veces la psicología y la inteligencia emocional para que nuestro paciente acuda al especialista oportuno de forma tranquila y suficientemente informada. Esta detección temprana de las patologías les permitirá, dar un mejor servicio sanitario a la población y al mismo tiempo causado por la enfermedad y los costes del tratamiento.
El objetivo de esa prevención será detectar y aplicar un tratamiento a las enfermedades en estados muy tempranos y debemos tener el objetivo de que esas políticas preventivas se centren en conseguir diagnosticos precoces de una enfermedad grave en fase inicial en una población determinada y asintomática.
Habitualmente nos encontramos clientes con principios de cataratas, con DMAE, con pacientes con tensión ocular alta que puede generar glaucomas…. Y otras muchas afectaciones oculares que nos vienen que como primera barrera de detección debemos saber diagnosticar.
Pero vamos a hablar de una afectación que implica otros riesgos.
La retina es el único lugar del organismo donde podemos observar directamente los vasos sanguíneos mediante una técnica sencilla no invasiva como la oftalmoscopía. Su observación repetida en el tiempo nos dará una información valiosa sobre las alteraciones producidas en los mismos. En la hipertensión arterial se suele afectar precozmente la retina y se observan alteraciones en el fondo de ojo como hemorragias retinianas, edema macular y retinal, oclusión de la vena central de la retina, modificaciones refractivas muy bruscas, entre otras. Todos estos síntomas lo agrupamos y lo denominamos RETINOPATIA HIPERTENSIVA.
Esto es generado por un fallo RENAL. Este fallo surge como consecuencia de una pérdida progresiva e irreversible de la capacidad de los riñones para mantener su función habitual. Esta enfermedad se da entre 150-200 personas por millón al año (cifra nada despreciable)
Antiguamente esta enfermedad era mortal. Ahora gracias a la diálisis o transplantes de riñon da a los pacientes una gran expectativa.
Por eso nosotros como primer contacto con el cliente debe ponernos en alerta y aconsejar al cliente de que debe visitar al especialista para un buen diagnostico, porque estas personas son las que te van agradecer toda la vida lo que le has aconsejado