Los ojos de los niños son mucho más sensibles que los del adulto a la radiación UV, debido a que el cristalino (que es la lente natural del ojo que actúa como filtro) en los recién nacidos es totalmente transparente (por lo que no funciona como filtro) y con el paso del tiempo se va perdiendo su transparencia convirtiéndose así en un filtro solar, lo cual ocurre a los aproximadamente a los 10 años.
Así durante el primer año de vida el cristalino deja pasar el 90 % de la radiación UVA y el 50% de la radiación UVB.
Se estima que de todos los rayos UV recibidos durante la vida de una persona, el 80% es recibida antes de alcanzar los 18 años.
En resumen, en niños menores de 10 años aproximadamente el 75% de las radiación UV llegan a la retina mientras que en un adulto solo pasa el 10 % de la radiación UV.
Otros factores que afectan a la mayor absorción del UV por parte de los niños son:
– las pupilas de los niños están más dilatadas.
– el iris de los niños es más claro. El iris es una membrana que contiene melanina. Durante los 8 o 10 primeros meses de vida, la melanina se va concentrando en mayor o menor medida en el iris (dependiendo de ello en color de los ojos) por eso la mayoría de los niños nacen con los ojos azules- grisaceos y poco a poco van cambiando.
Pasan más horas expuestos al sol que los adultos.
El daño en el ojo proveniente de la radiación UV es acumulativo y permanente, por lo que es imprescindible proteger sus ojos con una gafa que absorba toda la radiación UV. Por ello los fabricantes de gafas tienes modelos para niños de todas las edades.De 1 mes a 16 meses. Se caracterizan por ser muy flexibles y simétricas así el niño puede manipularlas sin que se rompen sin lastimarse y ponérselas el mismo.
De 1 año a 3 años. Siguen siendo gafas muy flexibles
De 3 a 6 años. Son gafas muy resistentes ideales para aguantar el ritmo de vida de los niños.
De 6 a 14 años. Se caracterizan por ser gafas como la de los adultos, a la última moda.